miércoles, 31 de enero de 2007

Ya no me acuerdo de mi


Vida mía, ha pasado muchas horas desde que en esa calida noche de verano nuestros corazones con una hermosa sinceridad se hablaron mutuamente, si pienso y rememoro con claridad lo primero que se me viene a la mente era la hermosa luna creciente que asomaba tras las montañas y depositaba su luz en tu mirada, dos llamas, un solo resplandor, en ellos podías ver aun todos los sueños que los nocturnos pensadores elevan al cielo en búsqueda de consuelo, luna que coronaba una platica mas hermosa que en mi vida pude tener.

Ocupado estaba con muchos asuntos ese día, muchos asuntos se arremolinaban en la soledad de mi habitación, problemas pequeños, otros de antaño, unos que aun no se me presentan y otros que debería enfrentar y no sabia cómo, me encontraba muy triste mirando declinar el sol en mi ventana cuando la suave brisa de tu voz me invitó a caminar un rato, ¿por qué me iba a negar?, necesitaba un poco de aire fresco, era bueno despejarme un rato, cerrar libros y salir tomado de tu mano adonde ya las estrellas dominaban el mundo.

Llevabas rosas rojas en tu pelo, en tu diestra todavía mantenías el pincel con que tantas veces en el día pintabas al mundo con tu visión y en mi mano aun queda el olor al óleo verde y rojo de nueva creación, me estremecí pues estaba tan abrigado en mi castillo que el contraste con el exterior me hizo apretar mi cuerpo junto a ti, tu llevabas un delgado vestido, hermoso y negro como tu dulce cabello mas no te estremeciste sino que suavemente me guiaste al banco donde hacia mucho tiempo que no nos reuníamos con una botella de vino y dos copas para hablar de las alegrías de nuestros corazones y escuchar el silencio de los árboles y el murmullo de las estrellas, y nuevamente como si tu hubieses retrocedido en el tiempo veo el detalle de nuestras pasadas noches allí, no pude evitar sonreír de nostalgia y a tu lado en silencio brindamos por los dos.

Tras el primer trago me viste fijo a los ojos, una mirada que desarmaba a todos los embajadores y gobernantes que llegaban a mi reino, encantaba a magos y era tema principal de trovadores en varias millas a la redonda, con esa bella mirada me clavaste nuevamente el corazón y me preguntaste como me sentía, “con sueño” respondí, era verdad, hacia muchas noches que mal dormía y oscuros sueños inundaban mis dormir, y si no fuese porque tu estabas a mi lado secando mi frente de ese frío sudor y cantándome las suaves notas de tu corazón creo que hace mucho ya habría estallado de locura o algo mucho peor, pero mi respuesta con tu perspicacia y sabiduría no te convenció. Me dijiste amor con tu seria pero bella voz que eso no era todo lo que me pasaba, y no, tenias razón, cuando hablas en sintonía con tus ojos que leen mi alma no me queda mas que sincerarme contigo, y así lo hice, sabes te dije, me siento mal mi vida, hace mucho que pasa esto, no se, es como si todo lo que hago no tiene sentido, muchos problemas aquejan a mi reino y no se que hacer para solucionarlos, me siento en una isla y no se que hacer, como resolver estas dudas que no me atrevo a enfrentar.

Silenciosa pero muy atenta escuchaste todos mis problemas que tenia, y tras terminar ese monólogo, inclinando tu bello rostro sobre tu hombro me volviste a mirar y me dijiste que eso no era todo, pues con una nueva pregunta me interrogaste, sencilla, pero que me desarmo ante tu alma: ¿Te sientes triste?

“Vida-respondí-, si, no se, tengo todo, un reino pacifico, amigos por montones, una vida que me deja estar atento y no aburrirme, salir y volver, saber historias que nunca antes conocí y descubrir nuevos horizontes que antes jamás pudiese haber visto, pero por sobre todo te tengo a ti, inquieta mía que con tus palabras me borras todos los problemas y con tus manos sanas mis heridas y me creas un universo de amor para juntos disfrutarlo en nuestras batallas que juntos hemos ganado, pero aun me siento mal, pues mi alma esta sufriendo, se siente cansada, vieja, como si un gran peso encima llevara a cuestas. Ese peso es mi pasado mi vida, algo que a pesar que trato y trato no puedo olvidar, mi alma se duerme con el dolor y despierta con la desesperación, y tu allí, más bella que las estrellas reunidas en tus ojos, ni siquiera me atrevo a rozar tus manos para no trasmitirte esta pena que agobia mi ser.”

Mi boca estaba seca y tomo nuevamente la copa, la vacío rápidamente, necesito descansar, me siento como si librara una batalla contra cien ejércitos, y cuando dejo la copa en la banca, tomas mi mano y me preguntas que dolor agobia mi corazón, y amor, lo que no hizo el vino tu mano lo logró, y respirando profundamente vuelvo a comenzar.

“No te quiero ocultar más esto mi vida, es mi pasado mi amor, mi largo camino antes de llegar a ti esta plagado de aventuras muy hermosas, pero de grandes dolores y decepciones que son heridas que aun en mi corazón sangran cada vez más, no por quienes las causaron, para bien o para mal están fuera de mi y eso fue algo que solo junto a ti pude lograr, pero temo a que y eso que paso se volviera a repetir contigo, ¿qué pasaría si tú por mi amor o por alguna actitud mía decidieras dejarme?”

Y tomando la palabra tras el viento que soplo en tu cabello me interrumpes diciéndome que no lo harás, que has pasado por muchas cosas malas y que no deseas dejarme, pero me preguntaste si yo confiaba en ti, obvio que si te respondí, confío en ti mas que en mi más fiel y mejor guerrero de mis tropas, entonces no seas tonto me dijiste, estoy a tu lado, cuando caminas por las noches cabizbajo yo te sigo, tu ni siquiera te dabas cuenta pero ahí estoy yo, ¿o acaso no fui yo quien te pidió estar conmigo?

Esa pregunta me desmoronó, fue como si todo ese peso acumulado por años hubiese aumentado por última vez y caído de mis espalda se perdiera en el limbo del olvido, y sin darme cuenta caí en tu hombro y como hace tiempo no lo hacia lloré y boté todo este veneno que carcomía mi corazón, inteligibles palabras salían de mis labios, perdón, disculpa el daño que te he causado, no merezco tu bello amor, y tú, serena no me soltabas, tu mano acariciando mi pelo como ahuyentando todo mal, en ese silencio cada lágrima fue el último grito de mi dolor, en mi llanto, mi amor descubrí que te amaba más que nunca y que de verdad tu estabas en mis noches acompañándome con tu silencio, y apoyándome con la certeza de alguien que me conociera desde que nací, y con tu amor me brindabas la más hermosa compañía y querer que jamás llegue a imaginar.

No se cuanto tiempo estuve abrazado contigo, muchas estrellas nacieron y murieron antes de volver a ver tu rostro sereno, y con voz baja pero firme te digo “Gracias y perdón amor, si, es verdad, tu has hecho mucho por mi, sin ti no estaría acá, respirando cada noche el dulce aliento de tus besos ni sentir la hermosa maravilla de tu piel, pero por sobre todo, el inmenso amor que me das de tu corazón, el más hermoso regalo del cielo para mi vida, y que tu con tus bellas palabras y tu más hermosa acción me entregaste todo lo que tengo y soy ahora, mi apellido y el mundo que de tu mano hemos construido para los dos para nuestra felicidad, lo siento, no quise preocuparte, no era desconfianza mi silencio sino temor a que te sintieras mal o sufrieras por mi tonto pasado que ya no existe”.

“No,-me dijiste-jamás me ocultes nada., pues me encanta tu sinceridad, estoy un poco triste, pero confío en ti, te quiero mucho, tu sabes cuanto, pero debo dejarte que libres esta batalla en tu corazón, debes romper ese espejo que esta dentro de ti que solo refleja tu dolor, sé que lo harás, tienes mi bendición”.

Y suavemente besaste mi frente y subiste a la habitación, contigo la luna se oculto y allí solo, pero con tu amor de compañía y aliado de mi corazón bebí lo que le quedaba a tu copa a tu salud y me encaminé al sótano de mi castillo, iba pensando en todo ese dolor que mis antiguas relaciones me habían dejado, todo lo que entregué y con un adiós fue respondido, todos mis sueños que con ellas quería lograr derrumbados y olvidados en la soledad de la noche, y a cada paso que los nombraba se iban de mi, desaparecían para siempre y cada escalera que bajaba me acercaba mas a la raíz de mi problema, saco la llave que en mi pecho mantenía siempre y abro la pesada puerta que solo yo conozco, y he allí, el sucio espejo que creí que ocultándolo dejaría de ejercer su hechizo en mi corazón, pues no es solo un viejo espejo, es mi pasado, mi vida antes de lo que soy ahora, mi otro yo, el que hace mucho tiempo saque de mi corazón y que se deposito en ese espejo. Ahí estaba, lleno de polvo pero reflejando el ayer con la misma fuerza que antes, pero no temí mirarlo, sin encender ninguna antorcha me acerque firme hacia el. “Bueno, aquí nuevamente frente a ti, pero esta es la última, fui tu hace mucho tiempo, crecí viendo el mundo por mucho tiempo a través de tus ojos, pero ya no, en ese rincón estas pero ya no por mucho, soy otro, ya la conoces, terminando esos arlequines que tanto le gusta esta ahora, y por lo que soy no le harás daño, ella vale más que todo los reinos del oeste juntos, y ante ella, su más hermosa bendición de amor que esta en mi corazón, mi Señor que me ayudo a librarme de ti, y el amor que esta todos los días en nosotros me despido para siempre de ti”, y tomando mi espada sin vacilar lo rompí, ningún grito, nada, solo el tintineo del vidrio en el suelo, y sin darme cuenta la ventana cegada de ese subterráneo trajo la luz del amanecer a mis manos, el acero de mi arma brillo como nunca, y la sonrisa broto de mis labios nuevamente.

Corrí hacia el exterior grite de satisfacción, salude con una gran reverencia al sol que asomaba su cara sobre mis tierras, mis amigos se sorprendían de esta actitud, los abrazaba y les decía que muchas gracias por estar conmigo, y con nuevos bríos subí hacia nuestra torre, parecía que volaba, pero al llegar a nuestra habitación me silencie, sentía tu respiración tranquila, abrí la puerta y ahí estabas tu, tu nueva obra de arte ya terminada, me miraste y en silencio te acercaste a mi y como si fuese ayer cuando llegaste a mis tierras me besaste y me dijiste “bienvenido a tu hogar”.

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