domingo, 14 de enero de 2007

Desierto glacial: Chorus


Blanco manto cubre las tierras nórdicas de este particular desierto. No se oyen cantar aves, hace siglos tal vez aulló el último lobo que soportó estos parajes...
Milenarios cuerpos orgullosos, hijos de los primeros árboles, erguidos soportan el paso de las eras. Potentes corazones verdes son los únicos que pueden vivir en tan inhóspito territorio.

Una mancha minúscula, en tal inmensidad ha encontrado un nicho para la muerte. Pareciera que la vida ha abandonado sus miembros, sin embargo la esperanza (o más bien terquedad) le mantiene aún el corazón latiendo.

El viento aúlla como ánima en pena o tal vez como bestia herida alzando el último adiós. Y los árboles a coro crujen como si repentinamente se fueran a partir. Pero ya han soportado tiempos peores. No obstante a él le falta mucha experiencia.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo despierto? Difícil precisarlo. En este lugar el tiempo mismo se congela.

Abrió los ojos lentamente, adaptosen de a poco al albor de la nieve. Sólo veía blanco por doquier, matizado por un poco de café y verde. Pero de ella, ni un rastro.
Seguía aún de rodillas, con las manos pegadas al pomo. Para su sorpresa pudo comprobar que la armadura estaba completamente congelada, convirtiéndose en una prisión.

-Nada de mal, sólo que aún no sé si es la armadura congelada o son mis miembros que no responden. O tal vez un poco de ambas-
Sonrisa sarcástica...

No eran muchas las cosas que podía hacer en aquella situación. Sin embargo sólo una idea pasó por su mente: cantar

Cuánto frío en este desierto
Que ya casi no puedo respirar
Mi sangre helada, mis ojos cerrados
Cuando vuelvas no te podré ver
¿Regresarás por este camino congelado?
No lo sé...

Mi vida se está escapando por esta nieve
Con el mismo frío que abate a los árboles
Inmóvil, petrificado, esperando volverte a ver
Tal vez no volverás o te has ido ya
¿Dejarás a este pobre guerrero acá?
Parece que esta vez Orión no resucitará.

Atrás quedó la barca que por dos monedas tomé
Atrás el reino de las tinieblas del que escapé
Pues adelante está Fortuna sonriendo
Descarada y burlesca, lengua sarcástica
Un te lo dije me ha de susurrar
Al inframundo derrotado retornaré.

Este hielo hiere, pero no es mortal
Este frío acuchilla, pero no me matará
No hay comida, pero de eso no moriré
Es la ausencia, tú ausencia
No hay guerrero que resista
Contra eso, sí he de caer

La tradición ha perdido algunos trozos ya que ha sido conservado de forma oral. Aún así se cree que hay un pergamino con el canto completo recogido por el mismísimo Mil Batallas de la boca de los Búhos Hiperboreales, únicos testigos desde el aire de esta historia.

Se acercaba la noche y él cesó de cantar con la voz apagada, perdiéndose de a poco en la oscuridad. No era cualquier atardecer, pues mucho tiempo de los humanos habría de transcurrir antes de que el carro del sol volviera a surcar los cielos: La noche boreal.

2 comentarios:

Bastis dijo...

Me recuerda ALGO la forma de escribir... mmm que será... tal descripción paisajistica, y la canción, qué será?... TIERRA MEDIA? pp! jajaja

Estimado, Ilustre y honorable Orion, me gustó enormemente este segmento de su obra, continuación de otro que ya habias publicado. Interesante, aun no pierdes las esperanzas, bien, eso dicen, es lo último en perderse, además no creo que te congeles, ya decidirá el destino alejarlos a ambos de tal desierto. Espero ver la continuación de la historia, aunque creo que ni siquiera tú conoces el final de ésta.

Miguel Grammont dijo...

Bueno, como dato puedo deciros que es secuela de "Cara a cara" (http://desde-el-silencio.blogspot.com
/2006/10/cara-cara.html)

Esto sucede después del salto desde la barca de Caronte...

Saludos ^^