miércoles, 10 de enero de 2007

Siervo de tu recuerdo

Bella dulcinea, tu mirada es el más bello collage que tapiza el firmamento de mis noches en vela, un solo fugaz estrellado cielo que me entrega lo suficiente para escalar las fronteras que nos separan en la lejanía, para decirle a un mundo que nuestro amor es mucho más grande que cien ideologías, mil religiones y millones de negativos pensamientos, se eleva, se entrega, domina y en su humilde silencio conquista palmo a palmo el pequeño reino de mi corazón.

Dime como yo me podría haber negado a tal hechizo, dulce magia antigua que dominó y embrujó cada uno de mis sentidos, que dejo la huella más imperecedera que el fuego en la piel o el agua que cae en la roca, no la borrará ni la marea del tiempo ni el nublado del olvido, nadie te sacará de mi, bella Morgana que en su encanto mi espada calló a tus pies para siempre.

“Siempre”, bello deseo que en tus manos tiemblo sentir, es como si Prometeo estuviera en el instante de decidir si tomar o no el fuego de los dioses, así mi alma le da miedo pero una bella valentía de tomar el néctar que tanto busqué, el preciado tesoro del Dorado, el mejor y perfecto de los Silmarils, una preciosura en vulgares palabras, eres todo en la nada y la nada mas perfecta que crece antes de cualquier creación, naces y mueres en una hermosa danza que maravilla e intriga a científicos, magos y poetas que en noctámbula visión observan el firmamento.

Te vas en caminos de rosas que dejan tus huellas tras de ti, inspiras amor en los corazones llenos de odio y das esperanzas a los ya derrotados; en mi diste eso y mucho mas, diste cielo e infierno, tinieblas y luz para entregar a tu corazón la noble paz de la sangre derramada, la tierna pasión de tus enojos, el bello amor que nace de tus tesoros escondidos aun a mis sentidos, alma y cuerpo, amor y pasión, todo un sin sentido entregado en la eterna paz de tus brazos, posada más bella que el Último Hogar, la esencia de los Días antiguos en tu presente, mi Estrella de la Tarde iluminando el final de mi ayer y marcando el inicio de mi Hoy.

Solo tú, tesoro perdido de piratas y de conquistadores, solo tú me entregas lo que ningún mortal creyó poseer y en tiernas palabras y besos en pausa de encuentro pude recibir: un segundo de incertidumbre y toda una vida para compartirla en tu corazón.

2 comentarios:

Sant Bufó dijo...

Pronto, dulce caballero, estará este navio cercano a su puerto...

Miguel Grammont dijo...

Amgo mío, los encuentros son por naturaleza más infinitamente más agradables que los desencuentros. Sin embargo cuano éstos son esperados pero tardan en venir pueden resultar una amarga y cruel tortura.
Resista amigo mío, sólo la magia de vuestros versos pueden aliviar tales males, o sólo atenuarlos

Saludos a mis espectros ;-)