
Siempre quise saber si existen los ángeles
Descubrir si surcan majestuosos el infinito
Contemplarlos en sus lechos de nubes
Cerrar los ojos y oír sus cantos a la luna llena
Busco en el horizonte y sólo hay bruma
Me pierdo en la noche y sólo brilla la luna
¿Dónde han ido los amos del firmamento?
Que los ángeles no están en las alturas
Luego, cerrando los ojos entendí
Que para volar no hay que tener alas
Llenan de luz con sus deslumbrantes ojos
Llenan de paz con la melodía de su risa
Llenan de amor con su reposada voz
Brillando, opacando al milenario sol
Enseñando al rápido viento a volar
Mostrando tu belleza a la luz de las estrellas
cuya alma no te ve como parte de ellos?
No tengo respuesta, pero sí esperanza
De llegar a un ángel con estos versos.
Si leen estas palabras, mis queridos lectores, sabrán que los ángeles no lo son por su naturaleza, sino porque ante nuestros ojos les hemos reconocido como tales.
Y aquí estamos, en una tierra de ángeles, dónde todos tenemos alas, y al mismo tiempo las hemos perdido...
(...)"