martes, 29 de mayo de 2007

Nunca digas adiós (pues de nuestro lado jamás os irás)



En la tarde de los saludos
de los tristes degradados,
cantan tenuemente las aves
anunciando el descanso necesario
para renovar las fuerzas
a la lid de alba a ocaso.

Cuando es hora de partir
los caminos se angostan
en la fuga del horizonte
y los lazos juegan de igual manera
en la hora no requerida,
los amigos quedan donde los dejasteis,
esperando por los maitines del futuro.

Los árboles aún cansados en su lugar,
sus hojas continuarán cayendo
de otoño a otoño,
todos extrañan tu pasar por allí
contemplándolos profundamente,
entregando tu simpatía
y tu sabiduría compartiéndola.

La esencia nunca se pierde
donde se es querido,
los recuerdos de tus amistades,
aunque sean por mínimos contactos,
en imágenes a fuego quedarán
en las vías bajo los rincones imborrables.



Eh aquí algunos renglones en cinta dorada para alguien que físicamente no está con nosotros... es decir, que se haya algunas leguas de distancia de este punto cardinal. A ella le dedico este intento de poema, agradeciendo que, a pesar de lo poco que logramos compartir de amistad, supo apreciar a este humilde servidor de vuecencias.
Debo de sincerarme, pues son pocas las personas (muy pocas las personas) que pueden descolocarte con un adiós, pues piensas que, como recién estas conociéndolas, tienes mucho tiempo en que podrás entregar tu amistad...
En fin, como siempre he dicho, las personas que consideras importantes jamás se marchan, pues continúan rondando por donde entregaron su amistad.


No hay comentarios.: