domingo, 5 de noviembre de 2006

Festín (II parte)


Sangra, Londres, sangra.
La pena de tus ciudadanos.
Así como yo también lloro
las víctimas que he cosechado.

Suena la cruel sinfonía de mi mano desatada en tus calles, mi anfiteatro, dónde la carne es violada, mi filo satisfecho y vuestros gritos a coro completan las líricas de la locura.
¿Véis mis manos manchadas? pues yo las veo, las huelo, las siento y no puedo limpiarlas con nada.
Habéis mandados vuestros sabuesos tras mi pista, sólo hayarán el reguero de sangre que dejan mis cuchillos. Cuchillos en la niebla camuflados. Cuchillos en vuestra carne desgarrando.
¿¿¿Por qué???
Es una pregunta estúpidamente sensata. Pues no pidáis a los locos que respondan por qué cometen sus locuras, así como no os preguntéis a los artistas por qué componen sus sinfonías.
Dolor, he de otorgaros dolor, ése que piden a gritos vuestras miradas miserables, ése que de rodillas desean vuestras voces sibilantes. Os lo dispenso en éste acto magnánimo de generosidad, no de manera vulgar, pues como músico rasga el violin, el arco de mi cuchilla ha de dar con vuestras tripas. ¡Y VERÉIS CÓMO HAGO UN PAR DE MELODÍAS!
Sangre, todo es sangre. Las calles que hemos de regar, mis manos mojadas, lo que corre en mi cuerpo y lo que he de derramar del vuestro. Pues sóis parte de mi obra perfecta, dolor humano, anatomía desgarrada, ciencia y arte conjugados para llevaros directo al averno.

Otra día más espero, mi mano aprieta el puñal, es hora de estrenar.
¿Quién concibiría tal genialidad? Vos sóis obra, instrumento, público y víctima para singular composición. Soís inspiración y medio, principio y final, vuestra sangre el sacrificio que por el maestro debéis pagar. Oíd, sólo oidme tocar, mientras os arranco la vida, mientras llegue Scotland Yard, mientras por las calles huyo de los que al arte no saben amar. Pobres ignorantes, será para otra ocasión que sin estorbos consuma mi obra prima, regalaros como broche de oro un magnífico final.
Mientras ellos me persigan, he de esperar, noches sobran...
¡...Y sangre no ha de faltar!

Requíem de un desquiciado, muerte dispensada en las calles, aceras el anfiteatro, público y protagonista a la vez. Filo de locura, lucha contra la cordura, este escrito desatado, la mente abierta de una sana perversión. Dualidad a gritos hijos míos, el espejo refleja caretas, mas no facetas. Cada rincón de sombra responde a una luz oculta. A él le juzgaron, le apuntaron con el dedo, le condenaron. Pero...

...¿Quién causa mayor daño?

...¿Quién lanzó la primera piedra?

¿Él a la sociedad o la sociedad a él?

Abrid los ojos, pues a cada acción le secunda una consecuencia. Medid vuestros golpes, pues pueden devolveros estocadas....


3 comentarios:

safo dijo...

creo que a todos nos pasa que aveces nadie nos entiende, y queremos descargar nuestra ira con violencia...pero es mas fuerte la presion social del que digan que te atreviste a matar, si eso no fuese asi y vivieramos sin carabineros por ahi yo misma hubiese matado a un par de malas personas ...

Unknown dijo...

Jajajaja son pacos, no carabineros jajaja

Estimado Orion, veo que hiciste algunas modificaciones al escrito, excelente, aunque espero una historia más larga.

Sir Roque del Blanco Árbol dijo...

si la lucha se torna en nuestra contra, si engendros humanos se interponen en nuestro camino nada ni nadie impedira q nuestra oscuridad se habra camino en la muerte silenciosa de tus llagas y d tu pasion, somos un atentado al olimpo de lo inmortal, nuestras rocas alcanzaran algun dia el cielo