jueves, 26 de marzo de 2009

A tu Llegada


¿Me extrañaste? Yo no.

¿Querías que regresara a tus brazos? No se tu caso pero como nunca no deseaba hacerlo.

Pero cuando llega el momento en el cual, cuando tocas a la puerta, no queda más opción que la de abriros y que vuelvas a ocupar el lugar que tanto tiempo te fue arrebatado.

Pues es así, tenías que volver, yo te creí desaparecida, casi muerta, arrastrada por los jirones de los recuerdos y el salado rio de mis sueños rotos. Pero la ruleta jamás, ni muchísimo menos por mi persona, se va a detener, mortal que estuvo en lo más alto, mortal que vuelve a bajar al averno del cual surgió.

Y te debo de hacer un lugar, ya todos tus enseres, tu ropaje, tu lugar lo había regalado al olvido y vendido al pasado, y ahora me sorprendes amaneciendo en mis pupilas y regodeándote en mis sentimientos, no sé si es la ironía que me hace reír o el llanto amargo que no deseo sacar a relucir, pero siento como si todas estas noches en que no dormiste conmigo fueron solamente un suspiro en el devenir del universo, y la milésima de segundo después de que comprendí que venias con grandes maletas y eternos proyectos supe que la vida, en mi vida, hay dos caminos, irrevocables, mortalmente eternos y de los cuales no hay puntos intermedios.

Si no estoy en estado de coma profundo, creo que debo recibirte dulce compañera de antaño, creo que debo de darte, aunque tarde, la bienvenida a mi vida, siempre fui tuyo, y bueno, si ni la muerte nos separará, toma mi mano y hazla sangrar hasta el infinito, de mis venas hacía ti este odio que solo se compara con el amor que a las estrellas ha partido.

Beso tus labios de carmesí dolor, por hoy déjame arroparte y velar tu descanso, quiero pensar cómo debe de seguir mi existencia en este momento, como se puede vivir sin sueños, sin esperanza, con el latir destrozado y el destino truncado por humanas decisiones. Mi amante paciente, que no flaqueaste y que regresas cuando menos lo esperabas, mañana te abrazaré y sabré que tú no me dejarás, guíame hacia a la muerte como solo tú sabes hacerlo, el corazón aun palpitante en la guadaña clama porque a mi cadáver caminante le abras los ojos y le susurres al oído “la vida, aunque no quieras, continua”.

Y así lo haré.

3 comentarios:

Sir Roque del Blanco Árbol dijo...

Adiós, hermanos, mis amigos y compañeros de letras, de aventura, de sueños e ilusiones, les agradezco el espacio que me dieron en sus vidas, el honor de haber pertenecido a un gran grupo, Sir Roque los llevará siempre en sus recuerdos, pero debo marchar, ya no tengo reino, mi espada está rota, mi inspiración truncada, hoy bajo mi estandarte y doy un paso al lado, pero no por ello no estarán ustedes en mis recuerdos, muy buenos recuerdos de alegrías, de proyectos, de innovación y de amor.

Siempre estaré con ustedes, pero desde las sombras, bueno, un honor de haberlos conocido y que la vida me haya presentado ante mí a geniales personas que compartieron lo que siempre deseé, espero verlos en lo alto y no en el lugar donde voy, cumplan sus sueños, sean felices y vivan el día a día como si fuera el último.

Adiós,

Sir Roque del Blanco Árbol

Hamlet di Beliatio dijo...

Me parece, mi muy estimado amigo, compañero y camarada, de que el adiós de aquesta ocasión - bajo letras de agobio y desesperanza - no favorece en lo más mínimo a lo a nos concierne como caballeros del silencio. Pues, délo por hecho trágico, que si vuecencia se digna de partir de estos lares... moriremos todos a la vez. Moriremos (si está de más decir que jamás hemos hallado incorporarnos en ánima viva frente a este mundo) con arrepentimientos, dando fe al que osa decir que lo nuestro son patrañas, herejías de la lengua. Por supuesto que nos vamos por la posta, girando al polvo... aunque, en todo caso, nuestra existencia, creo, se acabará... o, quizás, se transformará en algo que consideraremos fiel reflejo de nuestra madurez intelectual.

En fin, Señor Caballero, gentilhombre de las letras, si dais ese paso en falso... creedme que os arrepentiréis sin más.

Aunque, si de todas maneras fuese vuestra última voluntad cabalgar en otras lides, bajo otros soles, sobre caminos desconocidos, no dudéis nunca, repito NUNCA, que acá esta alguien que admira profundamente la prosa y verso de vuestra merced. Y no dudaría jamás nunca batirse hasta el mismo infierno y contra el Lucifero por cumplir voto sincero.

Una última lección, amigo mío, que espero jamás olvidéis:

"La suerte del menguado yace a los pies del cadalso"...

...piensa en ello a cada paso que deis y a cada ojeada a diestra y siniestra (a vuestra diestra y vuestra siniestra).

Miguel Grammont dijo...

Pues no estaré en la cima tranquilo sabiendo que un compañero de batallas viaja hacia el otro lado del Estigia.

Es un viaje largo y duro, no dejaré que lo atrevieses, o al menos no sin una guardia.

Viva el Rey!