martes, 20 de enero de 2009

Letania


En el crepúsculo de la existencia no somos más que la sombra del ayer, el sorteo de toda una vida que juega a perdedor cuando ves que las apuestas siempre van en contra de ti.

Damas y caballeros del espectáculo, hoy su anfitrión trae como repertorio principal su corazón, músculo lleno de sueños y que usurpa la labor del cerebro que vuela donde ni la mística puede comprobar con teoremas ni arcángeles, por eso este rojo, inquieto y poderoso órgano de mi ser les ofrece la siguiente letanía de la vida:

Somos lo que nos obligan a ser, somos la luz de un deseo sin cumplir y el deber del cumplimiento nos lleva a matar nuestro ser por lo que los demás quieren que seamos. Por eso no traigo ni mil soles en un sombrero ni las coronas de los reinos perdidos de tu diadema, hoy ven frente suyo a alguien que hacia tiempo no respiraba, y hoy el oxigeno quema con amor mis sentimientos, los enciende con furor y en mil orgullos os ofrezco los diamantes de mi pobre mirada que ante la inocencia de la luna se vuelven ígneas rocas primigenias que pide por el dolor, la venganza y el desamor.

Y como acto final, mis nobles invitados mirad a quien con un juego perfecto de los cuatro elementos hace malabares del infinito y trae la luz cuando yo la observo en mis sueños. A ella, la dulce doncella de los caminos rotos e inspiración de célebres trovadores os entrego una marchita rosa directa del campo de mi alma, a ti, que solo en espíritu, verdad y vida devolverás el color a amor que en esta doble celebración por el Día del Duende Falso en tu honor he creado para usted.

Amigos, el aplauso no debe ser para mi, sino para ella, la verdadera estrella del espectáculo de mi vida, por quien he comprendido que las esperanzas, la muerte y los gatos tienen sentido cuando comprendes que es ella por quien esta canción de ensueños se convierte en la realidad de nuestro amor.

1 comentario:

Miguel Grammont dijo...

Estás alcanzando límites sublimes Sir Roque...

Excelente escrito, tiene un sabor poco difícil de encontrar, es un nuevo canto, muy "deductivo" podríamos decir. Claro, pues partes desde el mundo infinito de los pensamientos y los sueños y desciendes (no mucho) hacia el cálido canto del trovador.

Sublime, mil felicitaciones