martes, 7 de abril de 2009

Domingo Ritual

Voy soltando cada centímetro de tierra que piso y la goma de mis zapatillas se derrite cada vez mas, paso con paso centímetro con centímetro y en estas calles angostas y polvorientas gestadas por el impulso libertario ante la opresión de los muchachos de los bolsillos acaudalados, de eso ya varios años por lo menos cincuenta años y yo acá entre estas calles con mis zapatillas derretidas en el cemento. Mi compañero me habla mas no lo escucho, estoy metido en llegar, quiero la mano deseo ese pito un poco de yerba entre mis sienes algo de jugo de piña metido en los árboles al costado de la carretera sumergido en los sauces llorones y mi humanidad frágil entre ellos, me entrego a los sonidos y la piel se eriza con cada racimo de sol que frota la dermis de mis dolores ahora le doy otra quemada con los pulmones hinchados la boca seca siento la roja brisa en mis pupilas y como apunto de llorar sangre viene la arritmia y me voy, solo me voy no hay nada solo yo y el árbol estoy entrando en el con mi tacto desfigurado entre los relieves de su corteza, estoy entrando mientras el viento me susurra en la nuca ahora y quiero que sea para siempre estoy ebrio de sonidos y un BOOM se reitera multiplicado por N y en N sensaciones vuelvo a tocar la tierra y aquí estoy recordando la ultima fumada mientras sigo recorriendo estas calles de angostos pasadizos.


- ¿Cómo estas?

- Algo ansioso, quiero volarme un rato solo eso.

- Si, yo igual hace como un mes que no nos damos un vituperio Jamaiquino

- Jajajaja Si eso es cierto tengo las neuronas hechas agua.

- Maomeno, mira acá es en la esquina doblamos y en la casa azul justo donde dice se venden cigarros hay que tener cuidado por que acá venden de todo son un poco cuaticos.

- Puta hueon me hubieses dicho habíamos largado pata para otro lado.

- Na que ver sira si la hacemos corta

- Ok


Entonces siguieron caminando, el sol en sus conciencias los golpeaba con recurrencia y de manera suave marcaba sus pasos hasta que llegaron a la esquina y a unos cuantos metros se veía la casa azul y la venta de cigarros, esa casa era pequeña de esas improvisadas hecha sobre la misma así como la vida tenia una reja de madera descascarada junto al azul piedra despercudido la hacia ver solitaria, desolada. Afuera había dos autos, un Peugeot 404 oxidado de tal forma que pareciese tener un hermoso color ocre con manchas blancas el otro era un Toyota Tercel de color verde metálico de esos bien cuidado y producido con un tuning sereno y lograba que el peugeot 404 se viera mas miserable y desvalido. Siguieron sus pasos hacia la casa de manera ansiosa, en esa calle se sentía la población expresarse entre las cunetas de tal forma que había algunos hombres sentados afuera de sus hogares con trajes de baños y camisas abiertas en sus manos heladas cervezas de envases sudados, atrás la radio con estridentes corrido de hijos pródigos, madres ausentes y padres errantes. Así iban sus pasos lentos y sudados con las zapatillas derritiéndose aquel domingo mientras los niños corrían entre la calle aquel sudado día, hasta que por fin se encontraron con la puerta de café moro descascarado al costado se encontraba una pequeña ventana con una cortina vieja de blanco percudido y sin media tapujos golpearon miguel como ya había ido tuvo ese honor y un toc-toc se escucho mientras la puerta rechinaba desde la oscura sala aparece una pequeña y delgada mujer –¿tiene pitito?- pregunta Miguel –si- respondió la mujer en voz baja y traposa –me da dos- prosigue el dialogo, mientras estira la mano con un Manuel Rodríguez algo mañoso y arrugado, cuando la mujer acaricia con sus delicadas y huesudas manos aquel dinero suena el estruendo. Una motocicleta de arbóreo color, por no decir que era verde, se detiene a metros de la casa baja un sujeto de estatura promedio de contextura robusta y lentes dignos de se profesión, así es, un paco y - ¿Qué hace este conchatumadre acá?- pensaron el Nito y Miguel, claro esta sin antes quedar blancos como el cal, mientras tamaña pregunta intelectual era planteada el sujeto en cuestión se baja de la moto acercándose de manera pausada llegando a menos de un metro grita - ¡¿Están comprando pitos los hueones?!- y sigue su camino, entra a la casa azul y la misma mujer delgada lo saluda efusivamente – Hola Toñito, ¿Qué cuentas?- mientras le ofrece asiento –Nada, oye por que no me convidas algo- responde en el momento en que va a tomar asiento, la mujer se dirige al estante y le acerca una pipa hecha con una tapa de bebida de dos litros y medio cubierta por una película de aluminio repleta de pequeños orificios, claro esta, las cenizas de cigarrillo vienen incluidas y con extremo cuidado vierte el contenido de un papelillo en el pequeño recipiente así la mierda blanca cae lentamente, Toñito la toma ansioso y con rapidez y precisión saca un encendedor depositandolo al costado de la ceniza y enciende su locura el chirrido que provoca esta acción es similar a la interferencia producida en la televisión. Rápidamente se nota el efecto en el cuerpo de Toñito que sale prendido y endurecido, este robocop se dispara de la habitación despidiéndose de la mujer de forma grosera y repentina, sin antes sacar las maquinas que la mujer tenia dispuesta para los muchachos dirigiéndose a la puerta les habla, ellos aún estaban espantados y les dice - ¡Cuando yo pregunte que van a comprar, no me mientan cabros culiaos!- Acto seguido les pasa el pito a los muchachos, se sube a la moto largándose como alma se que la lleva el diablo causando el estruendo final que termina con aquel calmado domingo de población, la delgada mujer se acerca a la puerta y les consulta suelta de cuerpo y con una leva sonrisa en el rostro -¿ Desean algo mas? Mirándose responden un – no - en voz baja y de forma cautelosa, al terminar la respuesta la mujer cierra la puerta rechinante.

Después de unos minutos caminando y algo mas tranquilos se van alejando de aquel pasaje con lentitud esto no quita esa ansiedad temblorosa, total ya tenían lo que necesitaban ahora era tiempo de culminar su misión. Sus pasos toman dirección a la entrada de las compañías, cerca de un irónico puente llamado libertador al finalizar la extensa población, antes del rió, se encuentran complejos deportivos usados frecuentemente los días domingo para el tercer tiempo. También nos encontramos con sitios eriazos en los cuales se establecen los gitanos algunos de los cuales mendigan una que otra moneda para ir a comprar bencina y volarse un rato, de esta forma alejados de la realidad deambulan como zombies por las calles sacando la suerte a quien los quiera oír. Al frente del campamento hay una entrada hacia las pocas parcelas que quedan y entre medio de los matorrales se abra paso un sitio de unos seis metros cobijado por un sauce que sirve de refugio a tamaña aventura. Cuando llegan ahí se sientan cómodamente a preparar los pitos, el Nito saca los papelillos y los dobla de la manera indicada mientras Miguel desmenuza el contenido de las maquinas con extremo cuidado procurando no desperdiciar nada de los cogollos con paciencia y serenidad digna de un monje volao del Tibet, así deposita la yerba con precisión en los lillos mientas el nito hace los caños con preedición, de tal forma, que quedan tubulares perfectos como si hubiese sacado un doctorado, se miran y sonríen complacidos saben que esta gracia ha costado una pequeña travesía, de la cual no se iban a olvidar, mas que mal había sido el día en que habían pillado a un paco mandándose unos pipazos.


-¿Y como están?-

- No se hueon se ven buenos pero hay que comprobarlos-


Dijo el Nito mientras sacaba el encendedor del bolsillo, posterior a esto se da luz y fuma tranquilo, después de unas quemadas le entrega el pito a su compañero y así se van los dos conteniendo el aireen los pulmones y estos llenos de humo irradian a la sangre el contenido surrealista de las quemadas, después de unos minutos y con los ojos menstruando escuchan a los árboles traspasar el viento cantando nombre que nunca han existido sentían como el pasto crecía bajo sus pies mientras la piel se ponía de gallina para concluir venían los autos el zumbido aumento mil veces en sus oídos.


- ¿Cómo estas?-

- Chato-

- Yo igual-

- La volaita del paco

- Si hueon la madia vola yo pensé cuando llego que nos iba a arrestar-

- Si a mi se me paso por la mente eso, después el paco culiao volándose jjajajajaj na que ver la huea –

- Si, es cierto, Ahora hasta los roles se confundieron ósea por lo menos se suponía que estos hueones eran los buenos-

- Demás-

- Oye-

- ¿Qué pasa?-

- Na que ver la huea que voy a decir pero ¿Creo que me gusta la caca?

- En serio hueon-

- Si ¿creo que me gusta la caca y parece que me excita?

- Jajajajaja tay cacao hueon-

- Oye-

- ¿Qué?-

- Y a ti ¿te gusta la caca?-

- En realidad no lo he pensado, en todo caso no es una decisión que se tome a la ligera creo que debe ser todo un proceso algo intimo diría que ontológico me refiero a la búsqueda intima de los gustos y deleites propios del genero humano, casi como preguntar que es la nada en fin algo propio del ser una exploración sin fin-

- Si, es cierto, para mi fue todo un proceso-


Así con un pito, algunas fumadas, un paco volándose y consultas existencialistas sobre la caca sellaron su pacto. En ese domingo ritual de yerba entre yerbas, mientras se los llevaba el viento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja es cómico este cuento, no es de mis preferidos pero tiene esa narrativa que me gusta, esa descripción que se siente tan cercana.
Gracias HappyBoy por brindarnos estas lecturas

Miguel Grammont dijo...

Happy Boy. Qué palabras podría definir la excelencia, la forma en que tiras trazos dentro de un paisaje cotidiano, común, dándo paso a una anécdota extraordinaria.

Y qué festival de analogías y comparaciones, desde la agudeza más acentuada hasta una ingeniosa sutilidad.

Extraordinario amigo, digno para llevar a la pantalla grande en un corto. Algún día, algún día...

Saludos!