lunes, 25 de junio de 2007

Día en que pasaste con una chaqueta blanca...

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Hoy pasaste tal diosa por mi lado,
angeles no permitían que tocaras suelo,
el viento a favor me llevó tu escencia
y quedé prendado una eternidad un segundo.

Pasaste tan rápido que no alcancé a sonrrojarme
cuando me saludaste con una cordialidad característica
en tus formas de dama marmórea,
de las que me enamoré reticente,
como el ser que no quiso serlo,
el trovador que no os cantó.

¡Qué incautas son las vidas que se cruzan
en esta historia que no quiere acabar,
tan banales las expectativas de uno
y tan poco provechosas para su honor!

Dos vías en la carretera de desconciertos
que vienen y van así...
Sin siquiera contemplarse.

En este momento me pregunto
sobre la sumisión a mi Gaia:

. . .
¿Causa perdida,
en una batalla
en la que jamás podré triunfar?

3 comentarios:

Miguel Grammont dijo...

Me ha dejado pasmado. Conozco esa esencia. Esa manera de caminar. Esa forma de adueñarse del camino.

Excelente obra amico, orgullosa debe sentirse la dama que tan prolijas y hábiles palabras profesa.

Recuerde: el triunfo no está en quién lucha, sino por quienes lo hace.


Saludos


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P.D.: Romperé una promesa que me hice a mí. Será leve.

Unknown dijo...

Me gusto vuestro escrito Hamlet, gracias por revivir el blog también que ya estaba bastante botado.
Bellas palabras. Señor Hamlet no de una batalla por perdida hasta que la muerte os lleve y más con el amor.

Pía dijo...

Se sale de su linea habitual (o más bien dicho de su linea actual) y sinceramente me sorprende. Aquellos giros entre la vivencia y la plegaria, hasta el detalle de la posición de las lineas.