Llegamos a otoño, cumplimos el ciclo.
Estamos de nuevo en el mismo lugar, como al principio.
Él allá y yo acá. Aun con sus últimas palabras, permanecí en pie.
No me miró, no vi sus ojos cuando lo dijo.
¿Había algo duradero en ese árbol?
Nunca llegaron sus raíces más allá de la superficie.
Y ambos sabiamos que eso jamás pasaría.
Se fue y no impediré que me deje, sé que su lugar siempre estuvo allá y no acá.
Acá lo quise, allá también lo quisieron. Pero nunca fue lo mismo, cierto?
Lo besaría por última vez, pero sabemos que es mejor así.
Arrullos, besos, y adios.
4 comentarios:
Los caminos no siempre llevan donde el deseo nos instaba a ir, mas espera en esa orilla, donde los sueños de tu corazón pueden hacerse realidad y tu alma volara en pos de lo que el destino te tenga deparado.
El alma en el escrito
saludos
nada puedo decir,profundo bello y directo, como te dije antes sentimiento puro sin floreros odiosos empañando al arte.
=(
Despedidas...
Odio esas despedidas, siempre nos dejan con ese maldito sabor de que las cosas aún no han terminado.
Cerrar un libro no quiere decir que se haya terminado el capítulo...
...y esa es la tarea más difícil, toma mucho tiempo,varios tabajos y sufrimientos.
Saludos y adelante!
Bienvenida a casa, esperamos ansiosos sus letras.
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