“Tristes fueron los recuerdos
Recitando de la fuente mortal,
Es la vida quedó suspendida
Siendo el mundo carnaval”
Solo vi en las sombras
Extraña razón de surrealismo:
Memorias de dos antiguos,
Andando sobre sus temores,
Ninfas enloquecidas
Anidando esperanzas en un niño,
Siempre danzando en círculo de fuego.
Era “Da Queimada” del purgatorio,
No fuimos de aquí ni de allá.
Era el son de los despreciados,
Los que no eligieron su destino.
Libraron sus moradores de
Indecencias de luz y oscuridad,
Más no de las segregaciones:
Burdas creencias impuestas,
Ocasiones del “ejemplo de Dios”.
Era la agonía imperceptible,
Sangrando por dogmas intolerantes.
Muchas cosas pasaron por mi mente,
En honor a la santa verdad,
Jamás olvidé aquel pasado,
Oyendo, así, aún su influjo,
Renuncié a todo lo que fui.
Quería ir más allá
U obtener un ápice de tranquilidad
En regiones de fuego y dolor.
Un buen día alguien me digo que
Nunca debía renunciar
A descubrir mis propios secretos.
Este limbo casi estimulante
Trato de reencausar mi lucha
En la arena de los fuertes,
Recordándome que el enemigo feroz
No era el resto de la humanidad,
Ingratos, traidores o gusanos;
Debía todo a mi propia incapacidad,
A mi falta de tacto, pasión e inteligencia,
Debilidad en el circo de la vida y la muerte.
Recitando de la fuente mortal,
Es la vida quedó suspendida
Siendo el mundo carnaval”
Solo vi en las sombras
Extraña razón de surrealismo:
Memorias de dos antiguos,
Andando sobre sus temores,
Ninfas enloquecidas
Anidando esperanzas en un niño,
Siempre danzando en círculo de fuego.
Era “Da Queimada” del purgatorio,
No fuimos de aquí ni de allá.
Era el son de los despreciados,
Los que no eligieron su destino.
Libraron sus moradores de
Indecencias de luz y oscuridad,
Más no de las segregaciones:
Burdas creencias impuestas,
Ocasiones del “ejemplo de Dios”.
Era la agonía imperceptible,
Sangrando por dogmas intolerantes.
Muchas cosas pasaron por mi mente,
En honor a la santa verdad,
Jamás olvidé aquel pasado,
Oyendo, así, aún su influjo,
Renuncié a todo lo que fui.
Quería ir más allá
U obtener un ápice de tranquilidad
En regiones de fuego y dolor.
Un buen día alguien me digo que
Nunca debía renunciar
A descubrir mis propios secretos.
Este limbo casi estimulante
Trato de reencausar mi lucha
En la arena de los fuertes,
Recordándome que el enemigo feroz
No era el resto de la humanidad,
Ingratos, traidores o gusanos;
Debía todo a mi propia incapacidad,
A mi falta de tacto, pasión e inteligencia,
Debilidad en el circo de la vida y la muerte.
2 comentarios:
estraño lugar que ahora habitais ilustre hamlet, hace algun tiempo que more en un sitio parecido, creo que le hare un visita pronto,
genial "surrealista " escrito maese hamlet
Don Hamlet di Beliatio:
Ha llegado la hora.
Montad vuestro córcel, pues hay una contienda fraguándose en el campo, fuegos en el horizonte,humo cubriendo el cenit...
Son tiempos difìciles, y no hemos de quedarnos impasibles.
P.M.E.G.I.
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