I. Réquiem (sinfonía en tres actos de tres veces seis)

I Acto: Rigor Mortis

Primer Quebranto

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“...Y así fue como la patética vida acabó con él…

cortando de raíz toda posibilidad de honores,

de influencias oscuras que podría haber recibido;

privándosele de las alegrías y festines grandiosos

que merecía mientras pisó suelos de fuego y sangre,

también de las ideas, sueños y amores que pensó entregar”.
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Segundo Quebranto

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“...Le encontraron tendido boca arriba en su cuarto…

ensangrentados los libros y escritos en derredor,

las sienes habían volado, queriendo alcanzar otra vida,

inexpresivos ojos estaban posados fijos a un papel,

allí, escrito, un testamento y un retrato pegado a él:

Un signo póstumo para comprender su final”.
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Tercer Quebranto

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“...Todo ello era parte de su extrañísimo concierto…

zanjó la sentencia mortal totalmente premeditada,

una forma de despojar, de una vez por todas, a sus demonios,

de inmolarse, por completar su anhelada sinfonía profética,

decidiendo luchar contra las tinieblas que privaron su vida,

aunque, para ello, se enfrentase al mismísimo Belial”.

II Acto: Velada

Primer Responso

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“... Duerme como el ángel que fue lanzado al mundo…

caído en estrépito, sin los miembros de su “libertad vigilada”,

que renunció a los altares de los fuegos sempiternos,

contraponiéndose a lo que un altivo y despótico Dios les dictó,

y, así también, a todos sus secuaces, enceguecidos adoradores,

perdidos en alcanzar la salvación a costa de padres nuestros”.
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Segundo Responso

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“…Con sus brazos cruzados forma la sagrada señal…

nunca le encontró un significado de importancia;

se le ha cuidado de borrar las marcas de su destino,

que lo habían transfigurado en una masa incoherente:

sin sus formas que lo caracterizaron en los opacos días,

sin su sonrisa falsa, de la que nunca quiso desprenderse”.
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Tercer Responso

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“… Uno a uno comprueban si está entero o en partes…

jamás les ha abandonado el gusto morboso por la muerte,

muchos de ellos suspiran al comprobar el buen trabajo

que realizaron los maquilladores del teatro de la morgue,

aunque, lo que ninguno de los fisgones de muertos sabe,

es que solo le intercambiaron otra de sus máscaras”.

III Acto: Cremación

Primeras Cenizas

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“…Los presentes se han cuadrado en perfectas hileras…

al frente de un horizonte que acopla el cielo y océano

visten el triste, riguroso y monótono negro-luto,

sobresaliendo sobre el precioso tapiz de fuego del ocaso,

en las aguas introdujeron al cuerpo en obscurecida barcaza,

mientras las sombras, a sus espaldas, crecían devorándolos”.
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Segundas Cenizas

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“… De pronto, de la nada, han aparecido tres espectros…

vienen con túnicas más oscuras que los propios deudos;

extrayendo, desde su interior, un arco y flecha doradas

-las cuales se han encendido como por arte de hechicería-,

apuntando a la barcaza que se pierde entre las aguas

las han lanzado, iniciando un gaudeamus de lluvias de fuego”.
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Terceras Cenizas

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“…Iniciaba, desde las alturas, una triste melodía…

ha hecho llorar a los que en la costa se encuentran,

pues era la última voluntad del ahora navegante silente.

Un experto en el uso de la gaita es quién la interpreta

y la tonada de réquiem es el llamado `Funeral Vikingo´,

que no cesa de sonar, en un afán de clara misticidad”.
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