Es en el estrellado cielo de tus ojos que escribo vuestra inspiración, lleno de las pequeñas luces que engrandecen tu mirada y que se tornan de luminoso fulgor en la luz de esta nostálgica luna.
Mi mayor tesoro, la eterna maravilla de los jardines de babilonia, el resplandor de un amanecer en mi tierra, la fuerza de los océanos, mi todo, mi mayor heredad, en esta calurosa noche no se que hacer.
Esperanza de los batallones de mis sentimientos, mis palabras se agotan en la calidez de tus poemas llenos de la alquimia de tu corazón, heme aquí, pobre mortal, soñador empedernido, perseguidor de cientos de musas que jamás tomaron en cuenta el pobre canto nacido de estas manos y que tuvieron que ser tragados en el limbo de la soledad, mirad, que puedo entregaros a la persona que encanta con el solo hecho de decirme "te quiero mucho", quien soy yo, rezagado de los ejércitos del amor, para ser el huésped de tan nobles y excelentísimos labios que se arrullan en tierno beso en pausa a nuestro regreso, mi bella diosa nacida de la espuma y de la sabiduría reflejo del firmamento que adorna vuestra frente, quien soy yo para robaros tan solo una única caricia en estas yermas tierras.
Ni en mil años seria digno de que bajaras la mirada del Olimpo que siempre has merecido, tendría que robarles un incendio a los dioses para que os fijaras en tu humilde fiel que no cesa de honraros y de suplicaros que no me dejes solo en estas negras horas, que te quedaras un segundo mas, que pudiera, a pesar de mis limitaciones, entregaros en estos versos, el soplo del céfiro en la mañana, y la destrucción del odio bajo tus pies de redentora de mis pesares.
Pero has bajado, tus inmaculadas plantas han tocado el árido desierto de mis dominios, en tu noble gesto las rosas no paran de germinar, las aves se arrullan en tus manos y el agua fluye de tus buenos deseos, me refrescas la mente cansada y seca de malos pensamientos, me cobijas en tu sombra del abrasador sol de mi pasado, me guías en este nuevo sendero que me conduce a los Elíseos Campos de tu piel. Montaraz en búsqueda incansable hoy puede mirar la eterna paz de su bello oasis, el frescor de sus largas batallas, el suave liquido que refresca su garganta seca, la dulce mano que sana sus heridas.
En tu presencia, este payaso del destino se vuelve tu noble señor que por nada del mundo dejará que nada malo os pase, resguardara tu sueño, velara en contra de los demonios, y con Miguel, el Arcángel, destruirá todo aquello que os hace daño, no dejare que nada perturbe el candido soñar de mi querida dama, portadora del estandarte de mi nuevo amanecer.
Tu me has salvado, me has vuelto a levantar del infierno en el que he caído, tus alas me llevaron a un hermoso paraíso que posee tu nombre, tu has dado nueva fuerza a mi espada y en ellas están grabadas las runas de nuestro amor, deja que este brazo sea quien te cobije en humilde pago de la gran ayuda que tu me has brindado, no puedo prometerte el cielo, porque tu eres el cielo, mas os juro por la nobleza que exhala tu alma, que jamás os abandonare, en tus pocos días de vida, déjame ser quien pueda entregaros mi amor purificado por el contacto de tus besos y de tu corazón.
Todo para ti, mi bello ángel, la inspiradora de que jamás vuelva a llorar de tristeza, sino de la alegría de tu amor.
Mi mayor tesoro, la eterna maravilla de los jardines de babilonia, el resplandor de un amanecer en mi tierra, la fuerza de los océanos, mi todo, mi mayor heredad, en esta calurosa noche no se que hacer.
Esperanza de los batallones de mis sentimientos, mis palabras se agotan en la calidez de tus poemas llenos de la alquimia de tu corazón, heme aquí, pobre mortal, soñador empedernido, perseguidor de cientos de musas que jamás tomaron en cuenta el pobre canto nacido de estas manos y que tuvieron que ser tragados en el limbo de la soledad, mirad, que puedo entregaros a la persona que encanta con el solo hecho de decirme "te quiero mucho", quien soy yo, rezagado de los ejércitos del amor, para ser el huésped de tan nobles y excelentísimos labios que se arrullan en tierno beso en pausa a nuestro regreso, mi bella diosa nacida de la espuma y de la sabiduría reflejo del firmamento que adorna vuestra frente, quien soy yo para robaros tan solo una única caricia en estas yermas tierras.
Ni en mil años seria digno de que bajaras la mirada del Olimpo que siempre has merecido, tendría que robarles un incendio a los dioses para que os fijaras en tu humilde fiel que no cesa de honraros y de suplicaros que no me dejes solo en estas negras horas, que te quedaras un segundo mas, que pudiera, a pesar de mis limitaciones, entregaros en estos versos, el soplo del céfiro en la mañana, y la destrucción del odio bajo tus pies de redentora de mis pesares.
Pero has bajado, tus inmaculadas plantas han tocado el árido desierto de mis dominios, en tu noble gesto las rosas no paran de germinar, las aves se arrullan en tus manos y el agua fluye de tus buenos deseos, me refrescas la mente cansada y seca de malos pensamientos, me cobijas en tu sombra del abrasador sol de mi pasado, me guías en este nuevo sendero que me conduce a los Elíseos Campos de tu piel. Montaraz en búsqueda incansable hoy puede mirar la eterna paz de su bello oasis, el frescor de sus largas batallas, el suave liquido que refresca su garganta seca, la dulce mano que sana sus heridas.
En tu presencia, este payaso del destino se vuelve tu noble señor que por nada del mundo dejará que nada malo os pase, resguardara tu sueño, velara en contra de los demonios, y con Miguel, el Arcángel, destruirá todo aquello que os hace daño, no dejare que nada perturbe el candido soñar de mi querida dama, portadora del estandarte de mi nuevo amanecer.
Tu me has salvado, me has vuelto a levantar del infierno en el que he caído, tus alas me llevaron a un hermoso paraíso que posee tu nombre, tu has dado nueva fuerza a mi espada y en ellas están grabadas las runas de nuestro amor, deja que este brazo sea quien te cobije en humilde pago de la gran ayuda que tu me has brindado, no puedo prometerte el cielo, porque tu eres el cielo, mas os juro por la nobleza que exhala tu alma, que jamás os abandonare, en tus pocos días de vida, déjame ser quien pueda entregaros mi amor purificado por el contacto de tus besos y de tu corazón.
Todo para ti, mi bello ángel, la inspiradora de que jamás vuelva a llorar de tristeza, sino de la alegría de tu amor.
Aragorn
1 comentario:
Un sueño que me encantaría velar mi dulce caballero.
Coja mi mano señor de encantadora mirada y seduce a este bufón que desea que lo acompañe en su camino, quizás el último camino que recorra en esta vida.
Desde estas tierras, se le quiere mucho.
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