Te encontré en el gran salón. Te aferrabas a las teclas del piano como si fueran un salvavidas para tu alma atormentada. Iluminándote, estaba la luna llena como una gran moneda de plata, cuyos rayos luminosos traspasaban como saetas el cristal del amplio ventanal. Tus ojos eran tormenta pura, hambre pura, que por instinto, me dieron a conocer ante ti. Seguiste tocando tu melodía favorita, la que demuestra claramente tus más ocultos deseos, deseos que querían ser satisfechos…….mmmmm, como sentí tus caricias en mi cuerpo solo con oír las notas desgarradas del piano, el estremecimiento de la pasión próxima, una pasión que crece con cada encuentro. Levantas tu rostro y fijas tus hermosos ojos en mí y siento como desaparece mi ropa a medida que avanzo hacia tus brazos, tu respiración agitada revuelve mis cabellos…..
Al llegar junto a ti observo que solo cubre tu cuerpo perfecto una pieza de seda oscura, oscura como tus pensamientos y deseos… me siento sobre tus poderosas piernas y desanudo tu bata…… me tomas ahí mismo y toda tu fuerza se desata mientras tu aun continuas tocando esa melodía, esa melodía que embota mis sentidos, que me hace desearte, me hace llorar y comprenderte, esa simple sinfonía que me guía hacia el placer absoluto, no solo del cuerpo sino que también del alma y que te arrastra hacia los confines del universo, y a la vez, me llevas junto a ti a las cima de lo infinito y me hace caer a los fuetes y dulces brazos de mi amor....
Ese Claro de Luna, la melodía que nos conecta, ese Claro de Luna que nos estremece, ese Claro de Luna que nos permite amarnos…