lunes, 29 de octubre de 2007

Sustituyendo el azul.

Mediante color plata ha filtrado angustia, desconsuelo.

El corazón se detuvo un momento, segundo precioso
que el ser bajó a punto muerto.
Sin fijarse, sin mirarlo a los ojos, tratando de alcanzar
su suave pecho, intentando fusionarse en carnes y deseos.
Ha repartido algún otro miedo, una cosquilla producida
por vellos inmaduros, un delicado toqueteo inquieto.

He cambiado el ojo por el azul de agua somera, invadido
el espacio sagrado entre tus brazos, tu ombligo palpitando
junto a tu vientre exaltado, un sonido exquisito llena un
último espacio entre nuestros rostros y siento, puedo
reclamar lo que en tu piel se ha condensado, puedo
recoger la palabra con mis labios sangrantes.

1 comentario:

Miguel Grammont dijo...

¿Cómo lo hace para alcanzar el efecto de sutil agresión?

Las palabras fuyen como suave caudal, pero arrastra en el fondo grandes, pesadas y filosas piedras.

¿La pluma puede inferir sutiles heridas mortales?