miércoles, 20 de mayo de 2009

Tartamudo

Tengo la lengua lerda

Mi boca no reacciona

Como mi alma piensa

Apuesto que parezco idiota

Cuando se me enchueca la boca

Soy tartamudo señores

Soy tartamudo señores

Que batalla tan cruel ir a comparar el pan

Que batalla tan cruel decir quiero mas

Que batalla tan cruel puta lengua porfiada

La que me das todos los días

Cuando tengo que hablar

A veces parezco estúpido

A veces se burlan de mi

A veces las palabras no me salen

¡Que culpa tengo yo de tener la lengua así!

Enfermedad de mierda esta

La que me traba la lengua

No habrá faltado aquel que diría

Que me creí metralleta

Tal vez por eso las tintas

Tal vez por eso el poema

Tal vez por eso mis manos

Soñadoras y creadoras de estrellas

Soy tartamudo señores

Soy tartamudo señores

Que no quepa duda

De mi condición

Y cuando vea a esta lengua

Insúltela UD también

Insúltela por todas las vergüenzas

Que me ha hecho pasar

Por todos los llantos

Que de chico tuve que aguantar

Pero no dude antes de irse de felicitar

A estas manos hermosas

Escritoras de irrealidad

Que sin dudad mi lengua

Le costara pronunciar



martes, 12 de mayo de 2009

Mi eternidad.

Apacible acentuado, con esa sonrisa que provoca esas ganas inmensas de arrimarme a su cuello, esperar la noche y contar estrellas.

Entregarme (ad libitum), como las hojas secas danzan en el viento de otoño, al adagio de sus manos.

¿Mencioné el semitono en que le hablo, cuando intenta subyugarme al internarse bajo mi vientre?

Como los trazos infinitos que se ocultan bajo la nieve, se enmarca la ternura de sus ojos tristes, con aroma risueño, pequeño, de sempiterna devoción.

Su piel, senda regada de la más exquisita esencia que se escabulle hasta mi lengua, como si se tratase de un gesto antojadizo que resbala por su cuerpo humedecido por esa salada fragancia.

De labios inquietos, dominados por un sabor interminable, de acción sedante, narcótico independiente, adicción desenfrenada. De atavíos sinfónicos que van produciendo pequeños temblores a medida que se juntan su vientre y el mío. (Cómo adoro esa melodía de notas precisas y silencios breves.)

Amo la forma en que sus ojos se reflejan en los míos mientras decrescendo en estremecedores sollozos, se desata el musitado vaivén de mi cintura.

Me encanta en su pelo enredarme mientras se pierde por mi cuello, pegarme a su boca y elevarme fortísimo para caer de nuevo en su regazo.

Y despertar en ese silencio atenuado que queda luego de haberlo amado cobijada del mundo, sin querer salir de allí.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Un Canto a la Luna

La luna ha dañado mis ojos
y encandiló mi corazón
tras el huracán meridional,
pues mirando al cielo luego
el viento amargo despejó de pronto.
Así que no supe que hacer
frente a esta nueva sensación
de una realidad con nombre de mujer.

He caminado por parajes desconocidos,
que sentía solamente por otros sentidos,
y en aquella razón me sentí solo
pues el mundo se iba sin mí,
era el fin de los días de penas,
aunque no me apartase de la vía
en la que la encontré aquel día cruel.

Hoy me he resignado al destino
que me humilla como a un pobre ser,
cobarde frente a esa luna hermosa,
que cada noche invoco al canto de luz,
a una oscuridad despreciante por mi.
Contemplo con ira y pasión,
lo que jamás nunca haré
cuando al ocaso aparezca ella.

Eric Dantés di Beliatio