jueves, 22 de noviembre de 2007

Nada

Nada.
Digo nada.
No por que quiera
Sino porque no se me ocurre
No se me ocurre
Nada

Algo
Sí escondo algo
No por que lo desee
Sino porque lo debo hacer
Debo hacer
Algo

Callado
Callado frente a esos ojos
No porque no tenga palabras
Sino porque debo quedarme
Debo quedarme
Callado

Agonía
Agonía ante la vida
No porque esté muriendo
Sino porque me consumes
Me consumes
Agonía

Escribir
Escribir versos sin sentido
Porque es una cosa que necesito
No por que quiero
Qué quiero
Escribir

Acaban
Acaban estas líneas
No porque esté satisfecho
Es por nada
Es por algo
Es por callado
Es por agonía
Es por escribir
Es porque palabras que comienzan
Acaban

Y porque es el momento cuando dices: FIN

martes, 13 de noviembre de 2007

Untitled...

Mi amor, cariño senil,
te contemplo en la primavera
cuando las confusiones nos alejan,
pues el orgullo y la honra se mezclan
en el aparato del destino a mi raza,
las ánimas de generaciones no me ligan
a por tu sola hermosura y sonrisa,
ya que aquellos que te rodean
me obvian entre sus ínfulas
de petulantes altaneros corazones.

Y te observo más...
y te dibujo desnuda en ese haber,
como en un lienzo de lujuria
en el taller obsesivo de Degas;
con ese movimiento que desenvuelves
las razones se van al carajo,
llamando a por mi Eros traidor,
al que evito mostrar entre líneas
que te ensalzan por las allí, en las nubes.

Si pudiese robar un pedacito de ese cielo
¿Me permitirías continuar?
Con un poco de lógica... paranoica...
¡Imposible!
Nada ata los cordones de dos sandalias
que fueron hechas para seres distintos.
Y, aún así, todavía no puedo sacarte
de los tormentos del mar gris,
ni tampoco de todo el universo...
Eres pan y complemento,
en el tempié de la soledad patética.


viernes, 9 de noviembre de 2007

Contigo


¿Qué hacer cuando te vayas?
¿Quién ser cuando no estés?
Recordaré tu sonrisa, como la impresión que aun tengo en mí retina desde ayer.

Adoraré tus besos al igual que adoro tus ojos cuando los rayos del sol se reflejan en ellos.
Añoraré tus manos junto a la magia en ellas contenidas.
Desearé tu cuerpo como la primera vez que hicimos el amor.

Soñaré con tu aroma cada vez que nuestras canciones suenen.
Te extrañaré tanto... tanto que no quiero dejarte ir.
Con cada palabra tuya me embriago, con cada susurro y caricia tuya toco el cielo.

Deja mis lágrimas atrás, contigo aquí, se olvidan, se esfuman.

Te extrañaré tanto que no te dejaré ir.

martes, 6 de noviembre de 2007

La muerte del ajedrez